Se indulta a los golpistas, se premia a Javier Godó: es España, amigos

Se indulta a los golpistas, se premia a Javier Godó: es España, amigos

O, siendo más justa: es el nacionalprogresísmo, amigos. El de la superioridad moral. El de quienes se despiertan vírgenes cada mañana. El de los que piden que se les juzgue por las buenas intenciones y no por los malísimos resultados. Y aquí, como si no hubiera pasado nada. Complicidades entre Sánchez y Aragonés en un ambiente de sensaciones paranormales, donde unos están viendo “gestos” y los otros la comedia de siempre. ¡Y con qué poquito se conforman! La puta y Ramoneta se reencarnan en un Oriol Junqueras al que se le supone incluso “autocrítica” sobre los sucesos del otoño del 2017. Y lo que dice es de vergüenza, pues nos trata de imbéciles asegurando que su “respuesta” (o sea, su órdago al Estado en plena intoxicación de impunidad) no fue «entendida como plenamente legítima por una parte de la sociedad, también de la catalana».

Qué gente tan rara que no acaba de ver su golpe como “plenamente legítimo”. Y remata: «Quiero volver a extender la mano a todos aquellos que se hayan podido sentir excluidos, porque nuestro objetivo debe ser justamente el de construir un futuro que incluya a todos.» Wait, wait. En el 2019 dijo al Gobierno “que ya se podían meter los indultos por donde les quepa”. Pues quizá ahora nos venga bien su estilo dialéctico y le respondamos que ya sabe también dónde puede meterse esa mano de traidor que nos extiende. Es lo mínimo que podemos hacer ante tanta condescendencia y perdonavidismo. A costa de los de siempre, de los paganos morales y económicos de los indultos. Estos que dice Alfonso Guerra que, no sólo son inadecuados políticamente, es que son imposibles jurídicamente.

Y, mientras tanto, ese grande de España nombrado por el Rey emérito en 2008, y presidente-editor de La Vanguardia, Javier Godó, conde de Godó, ha sido condecorado en la celebración del 250 aniversario de Fomento del Trabajo.  Después de haber puesto durante años a su periódico al servicio del procés. Recordemos que vimos portadas en La Vanguardia, como aquella de «Catalunya dice basta» de septiembre de 2012, donde se apuntaban fervorosamente a la fiebre secesionista. Ahora, dice que lo que ha guiado su conducta ha sido “el compromiso con la Cataluña abierta y la España plural. Con la monarquía y la democracia». Como si todos los catalanes sufriéramos de amnesia.

Y, a todo esto, ¿qué va a hacer el PSOE con ese estorbo de su «código ético». Ya saben que este código les impide indultar cosas como “delitos graves”. Su idea es rebajarle la gravedad a la sedición. A ver cómo se tragan este sapo sus militantes y políticos. Aunque quizá subestimemos sus tragaderas y al final todo quede en agua de borrajas porque el artículo 13 del Código Penal dice que se trata de penas superiores a cinco años. Justo las que el Tribunal Supremo ha impuesto a quienes encabezaron la revuelta en aquel otoño. No podrán tener ambas cosas: o Ética o indultos.

Y, hablando de “gestos”. Hemos conocido la buena noticia de que los alumnos catalanes que se presenten a los exámenes de selectividad tendrán capacidad para poder elegir «de manera individual» entre las tres lenguas oficiales: catalán, castellano y aranés. Lo ha dictaminado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que reconoce las razones de la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña que denunciaba que se repartían por defecto los exámenes en catalán, y que quien lo quisiera en castellano lo había de pedir explícitamente, señalándose públicamente. De momento, a consejera de Investigación y Universidades, Gemma Geis, ya ha declarado que «las pruebas de acceso a la universidad no se tocan». A cambio de los indultos, todos los “gestos” que vemos son estos.

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